Un breve estudio de Doña Bárbara

Doña Bárbara

La que es quizás la obra cumbre de Rómulo Gallegos, Doña Bárbara va más allá de lo humano. La idea del autor fue hacer una figuración que pudiera representar la barbarie telúrica de Venezuela, un clima de violencia, de vida salvaje y tiránica que se oponía a los ideales de la civilización. 

 

Por Itán Sair

 

La que es quizás la obra cumbre de Rómulo Gallegos, Doña Bárbara va más allá de lo humano. La idea del autor fue hacer una figuración que pudiera representar la barbarie telúrica de Venezuela, un clima de violencia, de vida salvaje y tiránica que se oponía a los ideales de la civilización. Es patente, la intención de Gallegos, al tratar de exaltar una realidad económica y social, regida por la arbitrariedad dictatorial de ese momento, cuando Juan Vicente Gómez se encontraba en el poder. En el ámbito económico sobresalía la explotación del peón y la ley del más fuerte.[1]


Uno de los aspectos, que destaca en esta obra, es la lucha de la civilización europea y la barbarie indígena. Se puede encontrar en el personaje de Doña Bárbara, una representación de la barbarie victimada cuando es violentada apenas siendo una jovencita y es aquí precisamente cuando podemos plantear una analogía con la tierra extensa, que es escenario de dolor, violencia y de una tiranía implacable.


Respecto a esto, es interesante ver los puentes que establece Juan Liscano en el prólogo de una de las ediciones de este libro: “Doña Bárbara, en su proyección más distante, personificará la naturaleza misma, ya no sólo llanura venezolana, y en esa dimensión escapará definitivamente al propósito galleguiano, a la referencia nacionalista y edificante, a los límites de la novela y de la literatura, para ofrecer nuevas imágenes que interesarán hasta a la psiquiatría”.[2] Ya se mencionó anteriormente que en la obra sobresale la antinomia barbarie civilización y este aspecto se puede encontrar recurrentemente a lo largo de la obra.


En la parte, A manera de Prólogo, Rómulo Gallegos señala: “Tierra ancha y tendida, toda horizontes como la esperanza, toda caminos como la voluntad (…) Y en efecto, ya lo tenía: el paisaje llanero, la naturaleza bravía, forjadora de hombres recios. ¿No son criaturas suyas todas las de consistencia humana que en este libro figuran?[3] En estas líneas considero que el escritor deja ver su propia concepción de lo que eran los llanos venezolanos. Es probable que haya establecido un parangón de esa barbarie del llano, con Doña Bárbara. Ahí fue donde conoció a la mujer que encarnaría a su personaje, Francisca Vázquez. Ésta fue llevada por Gallegos a otra esfera donde la realidad, limitaba entre lo social y lo político.


Ahora bien, el aspecto de la civilización, también sobresale desde el principio de la narración, me parece que cuando se describen las aspiraciones de Santos Luzardo, al estar en el proceso de su formación profesional y discierne entre la barbarie y lo civilizado. Por lo tanto, por ello acaricia la idea de expatriarse definitivamente a Europa, gracias al hato de Altamira.[4]


Es Luzardo quien va a encarnar todo ese aspecto civilizador, ello se evidencia cuando trata de que se asuman hábitos más evolucionados, como el modernizar el llano, particularmente con el establecimiento de una cerca. La cual es manejada aquí como el símbolo de la civilización. En la narración se menciona que Santos Luzardo consideraba que por ella se comenzaría la evolución de la llanura, la cerca sería el derecho contra la acción de la fuerza, una limitación del hombre, ante los principios[5]. Tal objeto, representaba la obra propia de un civilizador: introducía en la arbitrariedad del llano, los límites que establecían al mismo tiempo, un pequeño orden hacia el progreso civilizador, tan ansiado.

Podría decirse que cuando se menciona en la narración que se conocen Doña Bárbara y Santos Luzardo, es el momento en el que se puede ver más ese enfrentamiento entre la barbarie y la civilización, cada uno representa a uno de estos aspectos. Doña Bárbara encarna al primero y Santos Luzardo al segundo. Tal oposición ha tenido lugar en todas las sociedades, pues para alcanzar esa estructura avanzada requieren abandonar el salvajismo.



[1] Véase para más información Juan Liscano. Rómulo Gallegos  y su tiempo. Ensayo. Venezuela: Editorial Arte, 1979. P.p. 103-104.

[2] Juan Liscano (Pról). Rómulo Gallegos. Doña Bárbara. Venezuela: biblioteca Ayacucho. 1977. P.p.XXVI-XXVII.

[3] Rómulo Gallegos .Op. Cit. p. 4.

[4] Véase Rómulo Gallegos Op. Cit. p.p. 16-19.

[5] Para más información léase Rómulo Gallegos. Op. Cit. p.82-83.

 

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Comentarios: 3
  • #1

    Manuel (jueves, 06 septiembre 2012 23:24)

    Excelente! un saludo :)

  • #2

    Ricardo Rivaz Mercado (lunes, 17 septiembre 2012 14:02)

    ¡Un análisis, más que excelente!

  • #3

    RUFFO (domingo, 23 septiembre 2012 17:02)

    UNA ACERTATA INTRODUCCIÓN A LA NOVELA DE LISCANO,QUE LOGRA DESPERTAR EL INTERÉS POR LA MISMA Y LAS GANAS DE IR INMEDIATAMENTE A COMPRARLA.